Cuando un cliente te dice que si acepta el proyecto no podrá ir de viaje a África, tienes una responsabilidad enorme, porque sabes lo que reporta un viaje a África. Aunque también sabes lo que reporta estar a gusto en tu hogar. Vivir tu hogar cada día es uno de los mayores placeres, el viaje a África podía esperar.
En este caso teníamos la confianza de los clientes de antemano. Habíamos reformado la cocina y el baño años atrás, y les habíamos hecho también una nueva cocina en su segunda residencia. Ahora querían pintar el piso y pulir el parquet y quizás, si se nos ocurría algo, una solución para la zona del salón, donde tenían un habitación despacho, una zona de mesa totalmente oscura, y una zona de sofá muy estrecha. Pero solo por si se nos ocurría algo!
Pues sí, claro que se nos ocurrió algo. Todo pasaba por crear espacios nuevos más armónicos, respetando las necesidades de uso y haciendo que la luz natural no fuera interrumpida por paredes innecesarias. Así que manos a la obra. Les planteamos un proyecto que incluía distribuir toda la zona de entrada a la vivienda, la comunicación con las habitaciones, el salón, la habitación despacho y generando un nuevo espacio con diversas áreas de uso. Y la verdad, una de las mejores sensaciones de un interiorista, es que los clientes te den el OK y te confíen sus ilusiones.
El proyecto está basado en la luz natural y la armonía de uso. Para ello eliminamos paredes y puertas del vestíbulo, del pasillo y de entrada al salón. Eliminamos la habitación despacho, y generamos una sola zona, diferenciada por techos y mobiliario. Dos grandes menhires creados para la ocasión en laca blanca, que no llegan a techo y que tienen una apertura para permitir la entrada de luz, nos hacen de distribuidor de entrada y a la zona de habitaciones. En el salón liberamos la zona de sofá y creamos una mesa amplia. Así como una zona de despacho centrada en un buró familiar tuneado con una foto personalizada.
Un viaje diario a las sensaciones del nuevo hogar.
